domingo, 13 de diciembre de 2009

Got Milk?

Si en la anterior actualización en la que hablaba de la sesión hecha en el garaje di la impresión de chica organizada que se prepara las cosas (y para nada con ideas absurdas), me parece que ahora mismo voy a cargarme un mito.
Si hay algo que caracteriza casi todas las sesiones que he hecho (he dicho casi? Ejem ejem…) es la poca o nula preparación previa. Viva el dit i fet.
Y por supuesto esta no iba a ser una excepción.
Dos de la madrugada de un día cualquiera. Llamada telefónica inesperada.
Diga? Si, ajam, si, osea, ¿quieres hacerte fotos en una bañera llena de leche?
Ah perfecto, ahora mismo lo hacemos.
Preparación. 28 litros de leche desnatada. Desnatada porque es más líquida, y si es hacendado, es todavía mejor el aguachirri. Ah, y por supuesto un buen palo de escoba para removerlo todo.
A diferencia de otras sesiones, esta no tenía misterio en su preparación.

Resultado:













Se trabajó con un solo foco a todo trapo. El baño en el que hicimos la sesión era de un tamaño reducido y por lo tanto en seguida se llenaba de luz, pero también impedía que se metieran más luces.
La primera tanda de fotos tenía una luz bastante plana, creo que me centré básicamente en iluminar para poder empezar a hacer pruebas con el modelo sin echar mano de la ISO.
Pero en cuanto me sentí cómoda no dude en empezar a buscar el puntito de sombras que tanto me gusta. Incluso empiezo a pensar que estoy demasiado pendiente siempre de buscar los claroscuros. Quizás debería ponerme a plantearme otros esquemas de luces porque está más que claro que este me funciona.
Para darle un ajuste de tuerca a eso de las sombras oscuras, 3 kilos de colacao para hacer la leche oscura y que no brillara tanto.

Resultado:






Cierto es que la primera tanda de fotos, aún con la leche sin chocolatear en la bañera, tiene una pinta de pirado de sanatorio...

Pese a lo que he dicho al principio de la entrada sobre mi falta de organización cada vez me gusta menos dejar las sesiones tan imporvisadas. Simplemente porque si no llevo una idea fija me cuenta mucho centrarme y focalizar la intencionalidad de las fotos y por lo tanto me frustro muchísimo.
Rara vez es dit i fet de verdad y las veces que ocurre es porque de verdad es porque lo he visto clarisimo el resultado.
Creo que en el fondo es positivo el cambio, porque ya no solo se trata de jugar a hacer fotos, sino de conseguir el objetivo marcado, bien y de manera óptima. O bueno, esa es una de las metas que me debería marcar si de verdad quiero hacerlo en serio.

Se lanza la pregunta, debería cambiar ya aquello que podría llamarse "mi estilo personal" (no más claroscuros por ahora) y trabajar esquemas de luces diferentes?