lunes, 10 de diciembre de 2012

Calendario Apahu 2013

No me gusta el dicho ese de que cuando se cierra una puerta se abre una ventana. Creo que racionalmente no puedo explicar por qué me resulta tan antipático, pero lo irónico es que en cierto modo es real.

El calendario de Apahu llegó a mis manos en un momento en el que yo pensaba que 2012 iba a ser ya un año perdido, laboralmente hablando.
Así como 2011 fue un año modesto en cuanto a mi creatividad se refiere, tuve dos grandes proyectos y mis primeros pasos entre los clientes. Y sabéis, clientes, esa raza a erradicar (es brooooma).
No había logrado salir de mi crisis personal, estaba estancada a nivel profesional y sentía que tenía la creatividad muerta, y ya ves, mi gran amigo M. me pone entre las manos este proyecto.

Apahu es una asociación humanitaria de Paiporta cuyo trabajo consiste, entre otros, a recibir niños del sahara para que puedan pasar el verano con sus familias de acogida.

Dadas las circunstáncias económicas y las dificultades de este año, la asociación decidió realizar un calendario para este nuevo año 2013 y de esta manera recoger fondos para poder continuar con sus programas humanitarios. En primer lugar se nombró a mi amigo M. para realizar el trabajo, y (gracias), él se acordó de mí.

Y así fue como se inció uno de los proyectos más bonitos que he hecho hasta la fecha.




Mucha gente me ha preguntado que es más difícil, trabajar con niños o con adultos?

La realidad es que los niños tienen un feeling especial. Obviamente es complicado trabajar con ellos, pero para eso eres un profesional. Tienes que saber como conseguir llamar su atención, hacerles sentir cómodos, jugar con ellos, estar a su nivel. Esa es la única forma de que el trabajo sea algo fluido y agradable tanto para el fotógrafo como para el modelo.
El fotógrafo, como portador de la cámara, está y estará siempre en una situación de superioridad que intimida. Hay que mostrarse cercano en todo momento. Cercano, pero profesional.

Y sucede lo mismo con los adultos. Se atrapan más moscas con miel que con hiel.

Como todos los proyectos que realizo, empezó bien. Y digo empezó porque ya sabemos como se desarrollan estas cosas....
Reunión con las familias, acordamos las fechas para las fotos, localizar, preparación previa de los planos, objetos que usaríamos, vestimenta de los niños... y que sucede cuando te dedicas a planificar todo para que nada falle?
Pues que todo termina patasarriba, claro que sí.

El saler sigue siendo uno de los lugares comodín para mí. Me encanta, hay variedad de escenarios, tenemos la playa a dos pasos, frondosidad, la luz es una maravilla, etc. Y por eso lo propuse para realizar el calendario.






En principio queríamos utilizar elementos tales como cometas, pompas de jabón, molinillos de viento, etc. Y al final, como se puede apreciar, ná de ná.
Los niños se despistaban, se entretenían jugando, y no lograba llamar su atención, así que mejor prescindir de ellos.
En cualquier caso el resultado de las fotografías fue eso, niños divirtiéndose.





Como siempre, todo preparado y al final todo falla. Hasta se nos fue el sol, en pleno mes de Julio! Tiene cojones la cosa...

Al final, después de varios meses de trabajo y tocar el calendario impreso (que eso siempre produce una emoción especial), lo mejor de todo ha sido la experiencia con los niños y los comentarios posteriores de la gente al ver el producto final.
Ha sido genial que toda una familia te diga que tu trabajo les ha encantado y ver que el calendario ha tenido tan buena acogida (se ha vendido como churros!).

Como siempre, la satisfacción de un trabajo bien hecho, poder ayudar a una causa tan bonita y como siempre, tener al cliente contento :)

Espero que os guste!