miércoles, 3 de agosto de 2011

Primas, más primas y el verano

Verano, también conocido como odiosa época del año (desde que no voy al pueblo, claro está) en la que puedes morir por asfixia (a consecuencia de tu propio sudor) producida por las altas temperaturas o de aburrimiento por la ausencia de cosas que hacer, también conocidas como ganas de vivir.
Menos mal que siempre quedarán los libros de lectura y los ventiladores...

Suena triste decirlo así pero mi actividad fotográfica se mantiene gracias a los encargos familiares, en este caso, fotografiar a mis dos primas pequeñas.
Fuera de coñas, no tengo ganas ni de respirar, si por mi fuera dormiría, leería y... bueno, estaría cara la consola todo el día. Quien quiere ir a la playa si tiene un dlc del Dragon Age? tssss...

Volviendo al tema central... Supongo (y quizás es mucho suponer) que a nadie le gusta tener que hacer esos típicos encargos familiares a los cuales es IMPOSIBLE negarse. Da igual que estés de trabajo hasta el cuello, da lo mismo que no sea plato de buen gusto, lo tienes que hacer porque sí. Porque no hacerlo supone un feo horroroso para el clan familiar y porque tendrás a tu madre recordándote lo mala hija, sobrina, nieta que has sido por negarte a hacer "cuatro fotitos de nada que no hace falta ni editar" por el resto de tus días.

Dejando de lado los dramatismos, acepté porque me apetecía, porque no tenía nada mejor que hacer, porque me gusta ir agobiada de curro y sentir que todos los días a todas horas tengo fotos que hacer y porque adoro a mis primitas.

La más peque, se nos casó en mayo...digoooo tomó la comunión en mayo. Y como su madre no ha perdido las buenas costumbres de su juventud me dijo: "Por favor, hazle las fotos de la comunión, pero ni se te ocurra sacarla con la biblia o el niñito Jesús. Haz algo bien gótico y original"

Toma, toma. Gracias tia, menuda libertad creativa me diste!









Vale, cierto es que entre estas fotos y algo gótico existe la misma conexión que entre un gato y una ventana.
Se hicieron dos sesiones dos días diferentes. El primero iba vestida con un camison de hilo precioso, descalza por un parque entre bancos de piedra y fuentes medio derruidas. Un día bien nublado. Diganme si eso no es tétrico. Pero quedaron bonitas.
Sin embargo, puestos a elegir, estas dos son mis favoritas. Por la luz, por el ambiente... además, reflejan claramente el carácter de mi chica guapa. Dulce, cariñosa, con su super tutú nuevo.
Me sentí muy feliz al ver que había captado parte de la esencia de la niña en estas fotos.

Al poco tuve mi segundo encargo. Fotos con mi otra prima pequeña.
Y fue super chocante.
Habia un cambio brutal entre las personalidades de las dos niñas. Después de trabajar con la más peque me había quedado con un regusto de espontaneidad que chocó por completo con la enorme personalidad de la mayor.
Guapa, serena, muy adulta para su edad. Sacarle fotos suponía todo un reto ya que tocaba jugar a ser princesa sin echarle años encima.





No lo sé. Sinceramente, no sé que decir... tuve sentimientos encontrados con estas fotos. Había dos niñas en mi estudio esa tarde. Por un lado, la niña que todos querían que fuera, la que todos proyectaban. Seria, adulta, responsable, perfecta... y por otro lado conocí a la niña juguetona, bromista, friki... pero no hubo ni rastro de ella en las fotos.
Que pasó? No logré la suficiente confianza como para poder llegar a plasmar su personalidad? O quizás era el temor de decepcionar su imagen pública?
No puedo decir que salieron mal, o que salió fea en las fotos y de hecho me gustan.
Pero... es una niña camaleónica? Es una excelente modelo? Es una fachada? Es un escudo protector?
Que una chica adulta haga esto me sorprende en mayor o menor medida. Supongo que el choque se produce al saber que realmente es más pequeña de lo que aparenta... no sé si me seguís.

Me quedé con el runrún y ahí sigue...