lunes, 17 de febrero de 2014

La mort

La mort. Se ha convertido en el tema central de mi vida en los últimos 6 meses. Me vine a Barcelona para evitarla e intentar no pensar en ella y sin embargo nunca se marcha.
 Supongo que cuando me dijeron que estaba en plena fase de adaptación (por la mudanza, cambio de ciudad y todo eso), realmente lo que querían decirme es que estaba en plena fase de aceptación de la muerte.
Es posible que hayamos escuchado, leído, o vete tu a saber, áquello de que no puedes darle la espalda a tus problemas o hay que sacar los fantasmas a pasear de vez en cuando...(esa es muy típica de mi madre).
Pues yo estoy haciendo justamente lo contrario.
Hace un año, cuando aún no conocía la magnitud de las cosas, pregunté durante una charla, que hace un artista para sobrevivir a situaciones límite?
Los hay que dibujan, otros escriben, y otros...bueno, cada uno hará lo que pueda.
Pero yo estoy negándome el lujo de protegerme detrás de mi cámara porque me da miedo lo que pueda salir reflejada en ella.
He pasado por varias fases, me he sentido sin ganas de hacer fotos, frustrada con mi profesión, desanimada e incluso con cierto tapón creativo. Ahora es distinto, ahora simplemente estoy negándome a mí misma el derecho a desahogarme expresándome de la mejor manera que conozco.
Mientras tanto hago como la protagonista de "i kill giants". Me he convertido en una cazagigantes sin ser capaz de afrontar al peor de todos ellos. Al titán que ahora mismo no me deja seguir adelante.

Y mientra tanto me oculto en fotografías que en el fondo no dejan de transmitir como me siento, me guste o no.





















La mort.

Su concepto nos inunda y nos rodea, nos visita todos los días y te deja sin respiración. Como ahogarte en una bañera llena de flores. Se convierte en compañera de tus pensamientos y de tu vida cotidiana. Pero es de esas amistades que te consume por dentro sin que te des cuenta.
O quizás no he aprendido a mirarla con el prisma adecuado, quizás a traves de una lente la luz refleja de otra manera y la aprecio como lo que es. Parte de la vida. Y la vida puede doler, pero no tiene que doler.


Algún día llorar me aliviará y podré convivir con la muerte, pero por ahora solo puedo intentar refugiarme detrás de mi cámara. Y marcharme a París.

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